“Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. 56.El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él. 57.Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí”. Juan 6,55-57 John 6: 55-57
La Eucaristía es “fuente y culmen de toda la vida cristiana”. “Los demás sacramentos, como también todos los ministerios eclesiales y las obras de apostolado, están unidos a la Eucaristía y a ella se ordenan. La sagrada Eucaristía, en efecto, contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo mismo, nuestra Pascua”.”La comunión de vida divina y la unidad del Pueblo de Dios, sobre los que la propia Iglesia subsiste, se significan adecuadamente y se realizan de manera admirable en la Eucaristía. En ella se encuentra a la vez la cumbre de la acción por la que, en Cristo, Dios santifica al mundo, y del culto que en el Espíritu Santo los hombres dan a Cristo y por él al Padre”. Finalmente, por la celebración eucarística nos unimos ya a la liturgia del cielo y anticipamos la vida eterna cuando Dios será todo en todos. En resumen, la Eucaristía es el compendio y la suma de nuestra fe: “Nuestra manera de pensar armoniza con la Eucaristía, y a su vez la Eucaristía confirma nuestra manera de pensar” (Catecismo de la Iglesia Católica 1324-1327).
Como católicos creemos que la Eucaristía, o Comunión, es tanto un sacrificio como un alimento. Creemos en la presencia real de Jesús, quien murió por nuestros pecados. Al recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo, nos nutre espiritualmente y nos acerca a Dios. La Eucaristía es un sacramento que se puede recibir más de una vez, incluso se puede recibir a diario. Por favor ten en cuenta que para recibir la Eucaristía en misa, debes haber hecho tu Primera Comunión, no estar en pecado grave, y normalmente estar en ayuno por una hora antes de recibir la Eucaristía.
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